La pesadilla de la cosecha
Otra vez tenemos una pesadilla recurrente. ¿tendremos que ir a un psicólogo para que nos la interprete? Llega el mes de junio y las lentejas están listas para cosechar, con un color amarillo intenso pero todavía no secas de todo. Y preguntamos a ver quien nos las puede cosechar.
Primera opción, la familia. Todo el año pensado que nuestro primo estaría dispuesto y cuando llega el momento está cosechando el cereal que tiene en otro pueblo y no viene hasta 3 semanas después. ¿Qué hacemos ahora?
Segunda opción, los más cercanos. Preguntamos a varios agricultores de Aldea Real (donde tenemos este año las lentejas). Algunos al principio dicen que sí, pero luego se arrepienten, otros dicen directamente que no. La razón: que tiene mucha hierba y se les va a estropear la cosechadora.
Tercera opción, los conocidos del pueblo. Preguntamos a varios agricultores de Fuentepelayo. Por fin uno dice que va a venir, pero no sabe cuando, está en otro pueblo cosechando cereal. Esperamos pacientemente, pero nada, no hay respuesta. Al cabo de dos semanas nos dice que no sabe si nos podrá cosechar la tierra, que tiene mucha hierba, ¡pero si ya se lo habíamos dicho!. Aquí la pesadilla se vuelve cada vez más agobiante, nos entran sudores fríos pensando en la producción en la tierra.
Queremos despertarnos pero lo peor de esta pesadilla es que… ¡es real!.
Finalmente, como un rayo de sol enmedio de las nubes, un agricultor de Fuentepelayo nos dice que sí nos las cosecha. ¡Aleluya!. «Tiene bastante hierba, ¿será algún problema?» «No creo, voy despacio y lo vamos mirando».
Y por fin, el día 11 de julio comienza la cosecha de lentejas. Lo que el año anterior tardaron 1 hora, este año se hizo en todo el día. Este chico iba muy despacio y con el peine de la cosechadora pegando al suelo para coger todas. Impresionante, y sin avería en la máquina. Bueno, eso en una de las tierras, la
otra tenía tantísima hierba que no la pudimos cosechar, se le estropeó una pieza.
No es que sea muy propensa a creer en milagros, pero parece que cada año vamso librando por los pelos. Como ya dije el año pasado hay que buscar otra técnica.