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Historia de la tierra que amaba a los girasoles

27 junio, 2011

GirasolÉrase una vez una tierra a la que sus dueños cuidaban mucho, la mimaban, la araban con cuidado, y ella se lo agradeció ese año dándoles unos grandes y hermosos girasoles. Al año siguiente, los dueños decidieron que debían de cambiar de cultivo, ya que era necesario para que la tierra estuviese más sana, y pensaron que unos garbanzos serían lo adecuado. Llamaron a un amigo para que les ayudase a sembrar los garbanzos y utilizaron una máquina especial que tuvieron que pedir prestada. Los dueños estaban muy contentos ya que ese año comerían unos ricos potajes.

Sin embargo, a la tierra le habían gustado mucho los girasoles que había el año anterior,

Garbanzo

Planta del garbanzo

con sus colores amarillos brillantes y sus cabezas llenas de pipas. Hasta sus delicadas raíces le hacían cosquillas cuando se introducían en ella. Así que se enfadó mucho cuando vió que en lugar de sembrar a sus amigas las pipas habían sembrado unas semillas feas y arrugadas.

La tierra entonces decidió animar a las pipas de girasol que habían caído el año anterior a crecer con fuerza para que consiguiesen madurar antes que el garbanzo y así poder contemplar de nuevo sus flores amarillas. Y los girasoles crecieron mucho más rápido que los garbanzos. Y llegó un momento que las plantas de garbanzo no se veían entre las tupidas hojas del girasol.

Los dueños de la tierra estaban preocupados porque no sabían que hacer con esos girasoles que se estaban comiendo a sus garbanzos. Cuanto más preocupados estaban ellos, más contenta estaba la tierra imaginando las flores que no tardarían mucho más en salir.

Pero llegó un día en que los dueños tomaron una decisión «No podemos seguir esperando, los garbanzos no pueden crecer por culpa del girasol. Y aunque creciesen, al cosechar el garbanzo el girasol lo mancharía de verde y nadie lo querría. Ha llegado el momento de actuar». Y araron la tierra, quitando tanto las plantas de girasol como las de los garbanzos, dejando sólo un par de surcos para comer ellos y en los que quitaron los girasoles a mano. Y decidieron que a partir de entonces sólo sembrarían  girasol en raras ocasiones. La tierra se quedó triste, ya que debido a su afán por ver las flores amarillas ese año se había quedado no sólo sin las flores, sino también sin girasoles durante muchos años.

De ahí que aprendamos una importante lección, las legumbres no se pueden sembrar después del girasol.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.

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  1. pilar permalink
    6 julio, 2011 16:12

    QUE BONITO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Baci. Pilar

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